Los obreros que ensamblan iPhones, iPads y otros artefactos trabajan horas excesivas y bajo condiciones infrahumanas
Por Charles Duhigg y D. Barboza / The New York Times
Nueva York - La explosión arrasó el Edificio A5 un viernes por la noche del mes de mayo pasado, una erupción de fuego y ruido que retorció las tuberías de metal como si se tratara de pajas desechadas.
Cuando los trabajadores de la cafetería corrieron hacia el exterior vieron humo negro saliendo de las ventanas destrozadas. Provenía del área donde los empleados pulían miles de cajas iPad al dia.
Dos personas resultaron muertas inmediatamente, y más de una docena fueron heridas.
Mientras los heridos eran introducidos apresuradamente en ambulancias, uno en particular se destacaba. Sus rasgos quedaron embadurnados por la explosión, borrados por el calor y la violencia hasta que una capa roja y negra había reemplazado su boca y nariz.
“¿Es usted el padre de Lai Xiaodong?”, preguntó el que llamó por teléfono al hogar de la infancia de Mr. Lai. Seis meses antes, este hombre de 22 años se había mudado a Chengdu, al suroeste de China, para convertirse en uno de los millones de eslabones humanos que energizan el más grande, rápido y sofisticado sistema manufacturero de la Tierra.
Dicho sistema ha hecho posible que Apple y otros centenares de compañías construyan artefactos casi tan rápidamente como es posible soñarlos.
“Él está en problemas”, le dijo la persona que llamó al padre de Lai. “Vaya al hospital lo más rápido que pueda”.
En la última década, Apple se ha convertido en una de las compañías más poderosas, ricas y exitosas del mundo, gracias en parte a estar dominando la manufactura global.
Apple y sus empresas de alta tecnología -así como docenas de otras industrias estadounidenses- han alcanzado un ritmo de innovación que casi no tiene paralelo en la historia moderna.
Sin embargo, los obreros que ensamblan iPhones, iPads y otros artefactos, a menudo trabajan en condiciones duras, según empleados de adentro de dichas plantas, defensores de obreros y documentos publicados por las propias compañías. Los problemas son de índole tan diversa como ambientes de trabajo onerosos y problemas de seguridad serios -a veces mortales.
Los empleados trabajan horas extras excesivas, en algunos casos siete días a la semana, y viven en dormitorios abarrotados. Algunos dicen que permanecen de pie tanto tiempo que sus piernas se les hinchan y apenas pueden caminar.
Perturbador
Obreros menores de edad han contribuido a construir los productos de Apple, y suplidores de la compañía han eliminado de manera inadecuada desperdicios peligrosos y han falsificado archivos, de acuerdo con informes de la compañía y grupos de defensa que, dentro de China, a menudo se consideran monitores confiables e independientes.
Más perturbador resulta, según los grupos, la indiferencia de algunos suplidores por la salud de los obreros.
Hace dos años, 137 obreros de un suplidor de Apple al este de China resultaron heridos después de que se les ordenara utilizar químicos venenosos para limpiar pantallas de iPhone.
A los siete meses del inicio del año pasado, dos explosiones en fábricas iPad, incluyendo la de Chengdu, mataron a cuatro personas e hirieron a 77. Antes de dichas explosiones, Apple había sido alertada de las condiciones peligrosas dentro de la planta de Chengdu, de acuerdo con un grupo chino que publicó aquella advertencia.
“Si Apple fue advertida y no tomó medidas, eso es reprensible”, dijo Nicholas Ashford, un ex presidente del Comité Nacional de Asesoramiento sobre Seguridad y Salud Ocupacional, un grupo que asesora al Departamento del Trabajo de Estados Unidos. “Pero lo moralmente repugnante es que un país acepte prácticas comerciales en otro, y las compañías se aprovechan de esto”.
Apple no es la única compañía de productos electrónicos que comercia dentro de un preocupante sistema de suministros. Condiciones de trabajo deprimentes han sido documentadas en fábricas que manufacturan productos para Dell, Hewlett-Packard, I.B.M., Lenovo, Motorola, Nokia, Sony, Toshiba y otras.
Además, ejecutivos de Apple actuales y anteriores dicen que la compañía, en años recientes, ha dado pasos significativos para mejorar las condiciones de trabajo en las fábricas. Apple cuenta con un código de conducta del suplidor que detalla normas sobre asuntos de labor, protecciones de seguridad y otros temas. La compañía ha organizado una vigorosa campaña de auditoría, y cuando se descubren abusos, dice Apple, se exigen correcciones.
Y, en muchos casos, los informes anuales de responsabilidad del suplidor por parte de Apple son los primeros en reportar abusos. Este mes, por primera vez, la compañía dio a conocer una lista en la que se identifican a muchos de sus suplidores.
Pero sigue habiendo problemas significativos. Más de la mitad de lossuplidores auditados por Apple han violado por lo menos un aspecto del código de conducta cada año desde 2007, según los informes de Apple, y en algunos casos han violado la ley. Aunque muchas violaciones envuelven condiciones de trabajo, en vez de peligros de seguridad, los modelos preocupantes persisten.
“Apple jamás se preocupó por nada que no fuera incrementar la calidad del producto y reducir el costo de producción”, dijo Li Mingqi, uno de los socios manufactureros más importantes de Apple. Li, quien está demandando a Foxconn por su despido, ayudó a administrar la fábrica en Chengdu, donde ocurrió la explosión.
“El bienestar de los obreros no tiene nada que ver con sus intereses”, dijo él.
Algunos de los anteriores ejecutivos de Apple dicen que existe una tensión no resuelta dentro de la compañía: los ejecutivos quieren mejorar las condiciones dentro de las fábricas, pero esa dedicación se tambalea cuando conflige con las cruciales relaciones con el suplidor o con la entrega rápida de nuevos productos. El martes, Apple reportó uno de los trimestres más lucrativos de cualquier corporación en la historia, con $13,060 millones en ganancias sobre $46,300 millones en ventas. Sus ventas habrían sido más altas todavía, dijeron los ejecutivos, si las fábricas en ultramar hubiesen podido producir más.
Ejecutivos en otras corporaciones reportan presiones internas similares. Este sistema quizás no sea elegante, afirman ellos, pero una revisión radical reduciría la innovación. Los clientes quieren que nuevos productos electrónicos asombrosos se pongan a la venta cada año.
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